Desde sus orígenes,
probablemente el ser humano ha considerado de vital importancia el disponer de
productos de alta calidad. Es de suponer que el cazador que disponía de mejores
flechas obtenía más y mejores presas y que este hecho no debía pasar
inadvertido a nuestros antepasados.
La organización del trabajo
en la era industrial ha añadido otros puntos de vista acerca del producto tales
como costes, plazo de entrega, servicio postventa, seguridad, fiabilidad, etc.
Los primeros vestigios de la
preocupación del ser humano por la calidad se remonta a la antigua Babilonia. Así,
queda constancia en el código de Hammurabi (1752 AC) que si un albañil construye
una casa para un hombre, y su trabajo no es fuerte y la casa se derrumba
matando al dueño, el albañil será condenado a muerte.
Por otra parte, los fenicios
tenían como práctica habitual cortar la mano a los que reiteradamente hacían
productos defectuosos.
En la tumba de Thebas
aparecen unos grabados que muestran cómo se esculpían unos bloques de piedra y
como posteriormente se verifican dicho
trabajo. Los inspectores egipcios usaban una cuerda para verificar la longitud de
los bloques de piedra, procedimiento análogo al utilizarlo por los mayas en
América Central.
Fabricación artesanal
En la época medieval, la
fabricación y venta eran realizados en pequeños talleres por el artesano que
captaba directamente las quejas de los consumidores, información que le servía
para mejorar su proyecto y no volver a cometer fallos. Con la expansión del
comercio se da un nuevo paso en la gestión de la calidad apareciendo las
garantías de calidad en los contratos de venta
Durante los siglos XVII y
XVIII surgen en las grandes ciudades los
gremios. Estas organizaciones de artesanos establecían unas especificaciones
para los materiales con los que se trabajaba, para los procesos y para los
productos elaborados. Se pueden considerar el origen de las organizaciones de
certificación, ya que supervisaban la admisión de nuevos socios y solo eran
admitidos y autorizados a distinguir sus productos con la marca del gremio
aquellos que, además de conocer bien el oficio, demostraban un correcto
comportamiento
A mediados del siglo XVIII
se inició los usos de partes intercambiable en la fabricación de armas. Para
ello se diseñaron maquinas-herramientas especiales y se impartieron cursos de
formación a los trabajadores con objeto de reducir las variaciones dentro del
proceso de producción. Este uso de piezas intercambiables desembocaría
finalmente en la revolución industrial.
Revolución industrial
Con la revolución industrial
de finales del XVIII se produce una paulatina incorporación de la maquina a los
talleres, generándose una reestructuración interna de las fábricas. En los
inicios de esta revolución se siguió manteniendo una comunicación directa entre
fabricante y cliente, que lo que se lograba que fuera el propio trabajador el
responsable de la calidad a lo largo de todo el proceso productivo.
Periodo de entreguerras
En los laboratorios de Bell
Telephone en estados unidos se realizaron en los años 20 una serie de trabajos
que desarrollaron un conjunto de nuevos métodos de inspección y mejora de la
calidad. el equipo de investigación dirigido por Walter A Shewhart propuso la
aplicación de técnicas estadísticas al control de calidad, dando origen al
denominado control estadístico de la calidad, que va más allá de la simple
inspección de la calidad, tratando de identificar y eliminar las causas que
generan los defectos. La herramienta más
conocida son los gráficos de control que, desde entonces se han convertido en
un medio imprescindible para el control de la calidad en los procesos
productivos
El principal impulso para la
utilización de estos nuevos conceptos vino con la II guerra mundial, al imponer
las fuerzas armadas estadounidenses normas muy severas a sus proveedores para
garantizar suministros fiables en un corto espacio de tiempo.
La revolución de la calidad en Japón (años 50)
Tras concluir la segunda
guerra mundial se comienza a figurar en Japón una auténtica revolución de la
calidad. El país quedo destruido tras la guerra por lo que durante la ocupación
Norteamérica se tuvo que proceder a la reconstrucción del tejido industrial.
Con el objetivo de romper esquemas de baja calidad en Japón, varios ingenieros japoneses
comenzaron a estudiar en profundidad el control estadístico de calidad, basándose
en los estudios de Shewhart. A partir de estos trabajos, los directivos de
numerosos empresas japoneses observan que la mejora de la calidad produce de
manera natural, una mejora de la productividad.
Bibliografia
- De la filosofía de la calidad al sistema de mejora continua. Primera edición 2002. Panorama editorial página 13
- Introducción a la gestión de la calidad Francisco Javier Miranda Gonzalez, Antonio Chamorro Mera, Sergio Rubio Lacoba. Delta publicaciones pagina 1-7